El dilema del ascenso laboral: obediencia vs talento
En el mundo laboral actual, la pregunta ya no es “¿cómo crecer?”, sino “¿cuánto más puedo sostener esto sin romperme?”. Esta reflexión de Carolina Miraglio, licenciada en Administración y coach ejecutiva especializada en liderazgo, refleja una tendencia creciente en muchas empresas: no siempre ascienden los talentos más destacados, sino aquellos que mejor se adaptan a las expectativas del sistema.
La valoración de la obediencia sobre el mérito
Según Miraglio, el mérito ya no es el principal motor de movilidad interna en las organizaciones. En cambio, se valora la conveniencia, la obediencia y la capacidad de no cuestionar. En palabras de la especialista, “mientras los verdaderos talentos sostienen, los obedientes ascienden”. Esta dinámica responde a una lógica arraigada en ciertas culturas organizacionales, donde la excelencia y el pensamiento crítico pueden resultar amenazantes para el statu quo.
Desde su experiencia como coach en empresas de diversos sectores, Miraglio observa que cuando los líderes se sienten inseguros, tienden a premiar a aquellos que no los desafían, aunque esto signifique dejar de lado a personas con un gran potencial. Esta preferencia por la obediencia sobre el talento tiene consecuencias directas en el clima interno de las organizaciones.
Impacto en los equipos de trabajo
Más allá de las decisiones individuales de promoción, lo preocupante para Miraglio es el impacto que esta lógica tiene en los equipos de trabajo. Ver cómo ascienden aquellos que menos aportan puede desmotivar a los colaboradores y fomentar el cinismo dentro de la organización. Esta situación puede generar una sensación de injusticia emocional entre los talentos, quienes pueden sentirse invisibles y desvalorizados.
El efecto techo se manifiesta cuando personas valiosas deciden abandonar la empresa al no encontrar oportunidades reales de crecimiento o de influir en las decisiones. La mediocridad resultante de premiar la obediencia a corto plazo puede desangrar la cultura organizacional a largo plazo, afectando la energía, las ideas y el liderazgo auténtico de la empresa.
La importancia del liderazgo auténtico
Para Miraglio, la clave no está en cuestionar qué están haciendo mal los talentos que deciden irse, sino en reflexionar sobre qué están haciendo las organizaciones con su liderazgo para expulsar a estos talentos. La obediencia no equivale a compromiso, la conveniencia no es mérito y el silencio no es una estrategia efectiva a largo plazo.
En resumen, cuando ser funcional se valora más que contribuir al propósito de la empresa, los talentos más destacados optan por marcharse en busca de entornos donde sus capacidades sean valoradas y su potencial pueda ser desarrollado plenamente.