JP Morgan, el mayor banco de Estados Unidos, ha lanzado recientemente JPM Coin (JPMD), un token respaldado 1:1 por dólares que permite transferencias institucionales instantáneas las 24 horas del día. Este movimiento ha sido descrito por el analista Shanaka Anslem Perera como un cambio radical en el panorama financiero, ya que transforma la forma en que el dinero se mueve y se utiliza en el sistema actual.
### La revolución de las transferencias bancarias
Según Perera, cada dólar transferido, cada liquidación esperada y cada pago transfronterizo que solía quedar atrapado en el limbo de 72 horas de SWIFT, ahora se mueve en tan solo 2 segundos, con un costo mínimo y generando un rendimiento del 4-5% durante el proceso. Esta eficiencia, sin embargo, no es vista por el analista como algo positivo, sino como una herramienta de doble filo que concentra el poder financiero en manos de unas pocas instituciones importantes.
### El dinero como código condicional
Al convertir el dinero en código ejecutable en una infraestructura privada, cada transacción incorpora las reglas y los intereses del emisor. Perera advierte que esto implica una reescritura del contrato social entre ciudadanos, instituciones y el Estado. JP Morgan, con su gran volumen diario de transacciones, no aumenta su capacidad con JPMD, pero sí cambia quién tiene acceso y bajo qué condiciones, lo que plantea interrogantes sobre la neutralidad y la democracia en la toma de decisiones financieras.
### La contrarrevolución bancaria
La introducción de JPMD se percibe como la culminación de una contrarrevolución en el mundo de las criptomonedas, donde las instituciones financieras han recuperado el control sobre los activos digitales que originalmente estaban diseñados para eludir su influencia. Este cambio no solo implica una cuestión tecnológica, sino también un cambio en la distribución del poder, que una vez concentrado en la infraestructura, es difícil de descentralizar.
### Puertas abiertas al circuito cerrado
JP Morgan ha seleccionado Base, la capa 2 de Coinbase, para operar con JPMD, lo que permite a los clientes del banco intercambiar este token por la stablecoin USDC en esa red. Este movimiento representa un primer paso hacia la apertura de un circuito que antes estaba cerrado, ya que ahora se pueden realizar intercambios entre sistemas privados y públicos. Sin embargo, la precisión y rapidez con la que se ejecutan estas transacciones también plantea riesgos, como la posibilidad de un efecto dominó en caso de fallos en los oráculos que alimentan los precios entre JPMD y USDC.
En resumen, la introducción de JPM Coin por parte de JP Morgan representa un cambio significativo en la forma en que se realizan las transacciones financieras a nivel institucional. Si bien ofrece beneficios en términos de eficiencia y rentabilidad, también plantea desafíos en cuanto a la concentración de poder y la neutralidad en la toma de decisiones. Es importante seguir de cerca cómo evoluciona esta nueva forma de transferencia de dinero y cómo impactará en el sistema financiero global en el futuro.
